El precio puede considerarse una variable de marketing que en muchos casos utilizamos para hacer política comercial de la empresa: subiremos ó bajaremos los precios, aplicaremos un margen u otro con respecto a los costes, para conseguir determinados resultados comerciales.
Para fijar el precio adecuadamente puede ayudarnos el tener en cuenta alguna de las siguientes variables:
Necesidades del mercado: Cuánto necesita el mercado nuestro producto.
Elasticidad de la demanda: Si la demanda del mismo es más o menos elástica (es decir, si cuando cambiamos factores que actúan sobre la demanda de mi producto, por ejemplo el precio, el cliente sigue demandándolo en la misma medida o no), El proceso de producción con sus consiguientes costes.
La competencia.
Los objetivos de rentabilidad que nos hemos fijado.
El valor que los clientes dan a nuestro producto: Siempre, tener en cuenta, que desde el punto de vista del cliente, el valor que demos a nuestros productos tiene un componente tanto objetivo, como subjetivo, de ahí que un mismo producto o servicio pueda parecer caro o barato según los casos. Es conveniente que reflexionemos sobre los comportamientos de compra de nuestros potenciales clientes.
Todas estas formas de marcar un precio ayudan a contestar preguntas que pueden ser muy útiles para evitar que mi producto no tenga el precio idóneo para conseguir los objetivos que queremos obtener.
Algunas de estas preguntas son:
− ¿Qué precio está dispuesto a pagar el cliente por mi producto?
− ¿El precio cubre todos los costes?
− ¿Qué margen de beneficio me da el precio?
− ¿Qué precio tienen mis competidores?
− ¿Qué variación de ventas tendré si modifico el precio?